De repente, sin pedir permiso al corazón, el corazón mismo me dolía. Enajenado de un pasado siniestro rasgado de memorias robadas en porfía.
Vestida de mi propia desnudez me desvestía las ganas de vivir y de sentir lo que sentía. Me moría sin saberlo de agonía.
Fueron dos meses en que el amor se vistó de dolor para acosarme y junto a mi cuerpo castigado, con el alma hecha girones, descubría que su cuerpo ya no estaba y solo permanecía el fantasma gris de sus palabras.
Dos meses después y con mucho que sanar volvió a mi vida, dolido como yo pero seguro del amor que en mí sentía.
Sólo que en días como hoy, porque sí, sin previo aviso ni razón, el sentimiento vuelve y se hace carne de mi alma y me transporta, me desgarra, me desploma.
domingo, mayo 06, 2007
De pronto...
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2 comentarios:
Muy profundo, y asi es la vida, todo sucede de pronto y lo bello radica en que la sorpresa es lo que da pasion a la vida.
Mil gracias por entrar a mi blog, y por tu comentario, por supuesto que tengo un largo camino por recorrer, pero tengo la sensacion de que voy por el indicado.
Saludos y un abrazo.
Si acaso existe el perdón y las segundas vueltas, valen la pena probar!!!eres sinuosa y transparente en tu andar por las letras, sencilla y muy dulce, felicidades...
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